Comentario
Es la última de las regiones mediterráneas peninsulares donde pueden identificarse las fases iniciales del Neolítico. Los yacimientos más característicos, algunos conocidos desde finales del pasado siglo, son cuevas, lo que ha merecido que algunos autores, como Navarrete, hayan hablado de la cultura de las cuevas. Los sitios mejor estudiados se sitúan en las provincias costeras de Almería, Granada y Málaga, o inmediatamente interiores como Jaén, con evidentes afinidades geográficas con el sur de la zona levantina.
Uno de los yacimientos más representativos es la cueva de la Carihuela (Píñar, Granada), situada en las montañas interiores de la provincia, cuya amplia estratigrafía muestra la evolución del Neolítico en la zona. Los niveles inferiores ofrecen una buena representación de la fase antigua, con abundante cerámica cardial de formas globulares y semiesféricas que convive con otras decoraciones impresas y de cordones, destacando una vasija con decoración cardial y a la almagra, estilo este último que pervivirá hasta el comienzo de la Edad de los Metales. Los niveles superiores representan las fases del Neolítico Medio y Final, caracterizados por la casi total desaparición de la cerámica cardial, de la decoración impresa en general y la difusión de los tipos decorados a la almagra o los típicos vasos con asas pitorro.
Otro de los yacimientos más característicos de Andalucía Oriental es la cueva de Nerja (Málaga), cuyos primeros niveles de ocupación corresponden al Epipaleolítico, representado por restos de hogares y por numerosos útiles líticos de las facies microlaminar y geométrica. Sobre ellos se superpone otra ocupación fechable en el Neolítico Inicial, identificada por una industria lítica evolucionada sobre hojas, escasas piezas pulimentadas y, sobre todo, por la presencia de cerámica de formas globulares con decoración impresa no cardial, incisa y a la almagra.
El momento de ocupación más significativo de esta cueva quizás sea el correspondiente al Neolítico Medio-Final, pues se obtuvo información no sólo sobre la cultura material, representada por una cerámica con decoración incisa o de cordones, una industria lítica de tradición geométrica y una serie de punzones de hueso; fue interesante el hallazgo de un silo para almacenar alimentos y que contenía diversos tipos de cereal, exponentes de una agricultura intensiva y selectiva como corresponde a esta fase cultural avanzada. En otro orden de cosas, se encontró un enterramiento doble rodeado de numerosos restos vegetales de cereal, bellotas y piñones, así como de cerámica y útiles de hueso y de sílex que serían las ofrendas y el ajuar con que se honró al difunto.
El yacimiento al aire libre de Las Majólicas (Alfacar, Granada), la cueva de La Mujer (Granada), la del Higuerón y La Pileta, en Málaga, la de Zuheros (Córdoba) o la del Nacimiento (Jaén), entre otros muchos lugares, son algunos de los ejemplos significativos del abundante poblamiento de la zona y de la evolución cultural que aquí sufrió el Neolítico.
Aparte de esta cultura neolítica representada en las cuevas, debemos destacar la existencia de una fase final del Neolítico en el Sudeste, bien localizada en poblados al aire libre que preludian el posterior esplendor de las primeras culturas calcolíticas allí desarrolladas; este período final es conocido por el discutido término de cultura de Almería o período almeriense. Los hábitats en altura de El Garcel, La Gerundia y Tres Cabezos en la provincia de Almería, con deficiente información, o la Peña de los Gitanos, en Montefrío (Granada), con una buena estratigrafía, son buen ejemplo de esta fase con una cultura material ejemplificada en la cerámica lisa de formas variadas, una industria de sílex de tradición geométrica y una gran abundancia de útiles pulimentados. Por otra parte, conviene resaltar la existencia de fosas de enterramiento (Loma de la Atalaya, Loma de las Eras, etcétera) de forma circular, rodeadas de piedras, con dos o más cuerpos inhumados, acompañados de industria lítica de tradición geométrica, útiles de piedra pulimentada y brazaletes de concha, cuya cronología no puede precisarse con absoluta seguridad pero que podrían ser el nexo de unión que enlazase con los posteriores momentos calcolíticos.